La demanda de cajas fuertes ha crecido enormemente durante los últimos años. Y la razón es evidente: los robos en viviendas se han disparado en la década pasada. Sobre todo, debido al auge de nuevas técnicas de asalto como el bumping o el impresioning. En ese panorama, una caja fuerte que proporcione una doble protección a aquellos elementos de mayor valor que tenemos en la casa es una idea muy recomendable. No obstante, no todas las cajas fuertes de seguridad son iguales ni poseen los mismos sistemas de apertura. Profundicemos un poquito más.

 

Cajas fuertes de seguridad

Tal y como las describe la Wikipedia, la gran enciclopedia de internet, una caja fuerte de seguridad consiste en “un compartimento de seguridad ideado para que su apertura sea muy difícil a personas no autorizadas”. Todas las cajas fuertes encajan dentro de dicha definición. Sin embargo, y como ya apuntábamos antes, existe una gran variedad de tipos de cajas fuertes de seguridad, tal y como vimos en ese otro artículo anterior de nuestro blog. Cada una de ellas con unas características que las hacen idóneas para satisfacer unas u otras necesidades.

Así, encontramos las cajas fuertes de sobremesa. Es decir, las cajas fuertes convencionales de toda la vida. Pero también las cajas fuertes empotradas. Son aquellas que requieren de la realización de obra para su instalación. En concreto, una obra en la pared de la casa, donde irá encajada. Pueden colocarse cuadros o espejos delante del hueco para favorecer su invisibilidad. Asimismo, encontramos las cajas fuertes camufladas, que se esconden en suelos y muebles, o las cajas fuertes ignífugas. Y cada variedad puede tener distintas cerraduras de seguridad.

 

Cerraduras de seguridad

Es muy importante el material del que esté fabricada la caja fuerte. Al fin y al cabo, un material de mayor calidad ofrecerá una mayor resistencia frente a las técnicas electromecánicas de los ladrones. Como el empleo de taladro para perforar la caja. No obstante, la verdadera barrera de las cajas fuertes son sus cerraduras de seguridad. Son estas últimas las partes más vulnerables de la caja fuerte. Si es una cerradura de baja calidad, no importará la calidad de los materiales de fabricación de la caja. Los delincuentes podrán realizar la apertura fácilmente.

Pero no solo importa la calidad de la cerradura. También importa el sistema de apertura de cajas fuertes que suponga dicha cerradura. Y, en ese sentido, y al igual que con los tipos de cajas fuertes, encontramos una enorme variedad en el mercado. Para empezar, encontramos el sistema de apertura más convencional: la llave. Sin duda, son las cerraduras más sencillas y las que proporcionan una menor protección frente a los ladrones. Además, la apertura por llave cuenta con el problema potencial añadido, y muy frecuente, de la pérdida de la propia llave.

En segundo lugar, encontramos las cerraduras de seguridad mecánicas con sistema añadido de llaves. Se trata de una variedad de cerradura de caja fuerte más segura. Y es que, para poder introducir la llave es imprescindible haber introducido previamente la combinación secreta en los discos de apertura. Más seguridad, sí. Aunque una menor comodidad, ya que el sistema de discos no es muy eficiente. Muy parecidas, aunque más cómodas, son las cajas fuertes de cerradura electrónica y llave. Aquí el código secreto se introduce mediante un teclado.

Por último, encontramos las cerraduras electrónicas. Sin ninguna duda, las cajas fuertes que contienen ese nuevo sistema son el futuro. Y es que para realizar la apertura de cajas fuertes electrónicas solo necesitamos meter la combinación secreta. Sin llaves. Sin riesgo de pérdida de la misma. Conforme crece la confianza de los clientes en la tecnología electrónica, aumentan también la demanda y venta de estos productos. Y nos alegramos, ya que son cajas de seguridad bastante difíciles de vulnerar.